lunes, 26 de abril de 2010

"Sonado" debut de la Orquesta de cámara del IESO Mariano Barbacid



Buenos días a todos,

Con motivo del día "Ya viene el calorcito, qué bonita es la primavera", la
orquesta de cámara del IESO Mariano Barbacid se complace en invitarles al concierto de primavera que tendrá lugar en la planta baja del instituto durante el primer recreo, hoy 26 de Abril.

¡Espero que os guste! Un saludo. Encarna.



viernes, 23 de abril de 2010

23 - ABRIL: ¡Los libros están de celebración!


El 23 de abril de 1616 fallecían Cervantes, Shakespeare el Inca Garcilaso de la Vega. También en un 23 de abril nacieron –o murieron– otros escritores eminentes como Maurice Druon, K. Laxness, Vladimir Nabokov, Josep Pla o Manuel Mejía Vallejo.

Por este motivo, esta fecha tan simbólica para la literatura universal fue la escogida por la Conferencia General de la UNESCO para rendir un homenaje mundial al libro y sus autores, y alentar a todos, en particular a los más jóvenes, a descubrir el placer de la lectura y respetar la irreemplazable contribución de los creadores al progreso social y cultural. La idea de esta celebración partió de Cataluña (España), donde este día es tradicional regalar una rosa al comprador de un libro.


La perdición de la lectura


"Ser por los libros, para los libros, a través de ellos. Perdonar a la existencia su básico trastorno, puesto que en ella hay libros. No concebir la rebeldía política ni la perversión erótica sin su correspondiente bibliografía. Temblar entre líneas, dar rienda suelta a los fantasmas capítulo tras capítulo. Emprender largos viajes para encontrar lugares que ya hemos visitado subidos en el bajel de las novelas: desdeñar los rincones sin literatura, desconfiar de las plazas o las formas de vida que aún no han merecido un poema. Salir de la angustia leyendo; volver a ella por la misma puerta. No acatar emociones analfabetas. En cosas así consiste la perdición de la lectura. Quien la probó, lo sabe".


Fernando Savater, "Leer y leer", en Loor al leer.

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Fuente: Citas Cuaderno de Lengua.

martes, 20 de abril de 2010

¡Lecturas para niños perversos!


LA CENICIENTA

"¡Si ya nos la sabemos de memoria!",
diréis. Y, sin embargo, de esta historia
tenéis una versión falsificada,
rosada, tonta, cursi, azucarada,
que alguien con la mollera un poco rancia
consideró mejor para la infancia...

El lío se organiza en el momento
en que las Hermanastras de este cuento
se marchan a Palacio y la pequeña
se queda en la bodega a partir leña.
Allí, entre los ratones llora y grita,
golpea la pared, se desgañita:
"¡Quiero salir de aquí! ¡Malditas brujas!
¡¡Os arrancaré el moño por granujas!!".

Y así hasta que por fin asoma el Hada
por el encierro en el que está su ahijada.
"¿Qué puedo hacer por ti, Ceny querida?
¿Por qué gritas así? ¿Tan mala vida
te dan esas lechuzas?". "¡Frita estoy
porque ellas van al baile y yo no voy!".
La chica patalea furibunda:
"¡Pues yo también iré a esa fiesta inmunda!
¡Quiero un traje de noche, un paje, un coche,
zapatos de charol, sortija, broche,
pendientes de coral, pantys de seda
y aromas de París para que pueda
enamorar al Príncipe en seguida
con mi belleza fina y distinguida!".

Y dicho y hecho, al punto Cenicienta,
en menos tiempo del que aquí se cuenta,
se personó en Palacio, en plena disco,
dejando a sus rivales hechas cisco.
Con Ceny bailó el Príncipe rocks miles
tomándola en sus brazos varoniles
y ella se le abrazó con tal vigor
que allí perdió su Alteza su valor,
y mientras la miró no fue posible
que le dijera cosa inteligible.

Al dar las doce Ceny pensó: "Nena,
como no corras la hemos hecho buena",
y el Príncipe gritó: "¡No me abandones!",
mientras se le agarraba a los riñones,
y ella tirando y él hecho un pelmazo
hasta que el traje se hizo mil pedazos.
La pobre se escapó medio en camisa,
pero perdió un zapato con la prisa.
el Príncipe, embobado, lo tomó
y ante la Corte entera declaró:
"¡La dueña del pie que entre en el zapato
será mi dulce esposa, o yo me mato!".
Después, como era un poco despistado,
dejó en una bandeja el chanclo amado.
Una Hermanastra dijo: "¡Ésta es la mía!",
y, en vista de que nadie la veía,
pescó el zapato, lo tiró al retrete
y lo escamoteó en un periquete.
En su lugar, disimuladamente,
dejó su zapatilla maloliente.

En cuanto salió el Sol, salió su Alteza
por la ciudad con toda ligereza
en busca de la dueña de la prenda.
De casa en casa fue, de tienda en tienda,
e hicieron cola muchas damiselas
sin resultado. Aquella vil chinela,
incómoda, pestífera y chotuna,
no le sentaba bien a dama alguna.

Así hasta que fue el turno de la casa
de Cenicienta... "¡Pasa, Alteza, pasa!",
dijeron las perversas Hermanastras
y, tras guiñar un ojo a la Madrastra,
se puso la de más cara de cerdo
su propia zapatilla en el pie izquierdo.
El Príncipe dio un grito, horrorizado,
pero ella gritó más: "¡Ha entrado! ¡Ha entrado!
¡Seré tu dulce esposa!". "¡Un cuerno frito!".
"¡Has dado tu palabra. Principito,
precioso mío!". "¿Sí? -rugió su Alteza.
--¡Ordeno que le corten la cabeza!".
Se la cortaron de un único tajo
y el Príncipe se dijo: "Buen trabajo.
Así no está tan fea". De inmediato
gritó la otra Hermanastra: "¡Mi zapato!
¡Dejad que me lo pruebe!". "¡Prueba esto!",
bramó su Alteza Real con muy mal gesto
y, echando mano de su real espada,
la descocó de una estocada;
cayó la cabezota en la moqueta,
dio un par de botes y se quedó
quieta...

En la cocina Cenicienta estaba
quitándoles las vainas a unas habas
cuando escuchó los botes, -pam, pam, pam-
del coco de su hermana en el zaguán,
así que se asomó desde la puerta
y preguntó: "¿Tan pronto y ya despierta?".
El Príncipe dio un salto: "¡Otro melón!",
y a Ceny le dio un vuelco el corazón.
"¡Caray! -pensó-. ¡Qué bárbara es su alteza!
con ese yo me juego la cabeza...
¡Pero si está completamente loco!".
Y cuando gritó el Príncipe: "¡Ese coco!
¡Cortádselo ahora mismo!", en la cocina
brilló la vara del Hada Madrina.
"¡Pídeme lo que quieras, Cenicienta,
que tus deseos corren de mi cuenta!".
"¡Hada Madrina, -suplicó la ahijada-,
no quiero ya ni príncipes ni nada
que pueda parecérseles! Ya he sido
Princesa por un día. Ahora te pido
quizá algo más difícil e infrecuente:
un compañero honrado y buena gente.
¿Podrás encontrar uno para mí,
Madrina amada? Yo lo quiero así...".

Y en menos tiempo del que aquí se cuenta
se descubrió de pronto Cenicienta
a salvo de su Príncipe y casada
con un señor que hacía mermelada.
Y, como fueron ambos muy felices,
nos dieron con el tarro en las narices.


(texto extraído de "Cuentos en verso para niños perversos").



lunes, 12 de abril de 2010

¡Una Caperucita muy independiente!


CUENTO DE CAPERUCITA POLÍTICAMENTE CORRECTO.
Érase una vez una persona de corta edad llamada Caperucita Roja que vivía con su madre en la linde de un bosque. Un día, su madre le pidió que llevase una cesta con fruta fresca y agua mineral a casa de su abuela, pero no porque lo considerara una labor propia de mujeres, atención, sino porque ello representa un acto generoso que contribuía a afianzar la sensación de comunidad. Además, su abuela no estaba enferma; antes bien, gozaba de completa salud física y mental y era perfectamente capaz de cuidar de sí misma como persona adulta y madura que era.

Así, Caperucita Roja cogió su cesta y emprendió el camino a través del bosque. Muchas personas creían que el bosque era un lugar siniestro y peligroso, por lo que jamás se aventuraban en él. Caperucita Roja, por el contrario, poseía la suficiente confianza en su incipiente sexualidad como para evitar verse intimidada por una imaginería tan obviamente freudiana.

De camino a casa de su abuela, Caperucita Roja se vio abordada por un lobo que le preguntó qué llevaba en la cesta.

- Un saludable tentempié para mi abuela quien, sin duda alguna, es perfectamente capaz de cuidar de sí misma como persona adulta y madura que es -respondió.

- No sé si sabes, querida -dijo el lobo-, que es peligroso para una niña pequeña recorrer sola estos bosques.

Respondió Caperucita: Encuentro esa observación sexista y en extremo insultante, pero haré caso omiso de ella debido a tu tradicional condición de proscrito social y a la perspectiva existencial -en tu caso propia y globalmente válida- que la angustia que tal condición te produce te ha llevado a desarrollar. Y ahora, si me perdonas, debo continuar mi camino.

Caperucita Roja enfiló nuevamente el sendero. Pero el lobo, liberado por su condición de segregado social de esa esclava dependencia del pensamiento lineal tan propia de Occidente, conocía una ruta más rápida para llegar a casa de la abuela. Tras irrumpir bruscamente en ella, devoró a la anciana, adoptando con ello una línea de conducta completamente válida para cualquier carnívoro. A continuación, inmune a las rígidas nociones tradicionales de lo masculino y lo femenino, se puso el camisón de la abuela y se acurrucó en el lecho.

Caperucita Roja entró en la cabaña y dijo: Abuela, te he traído algunas chucherías bajas en calorías y en sodio en reconocimiento a tu papel de sabia y generosa matriarca.

- Acércate más, criatura, para que pueda verte -dijo suavemente el lobo desde el lecho.

- ¡Oh! -repuso Caperucita-. Había olvidado que visualmente eres tan limitada como un topo. Pero, abuela, ¡qué ojos tan grandes tienes!

- Han visto mucho y han perdonado mucho, querida.

- Y, abuela, ¡qué nariz tan grande tienes!... relativamente hablando, claro está, y su modo indudablemente atractiva.

- Ha olido mucho y ha perdonado mucho, querida.

- Y... ¡abuela, qué dientes tan grandes tienes!

Respondió el lobo:

- Soy feliz de ser quien soy y lo que soy -y, saltando de la cama, aferró a Caperucita Roja con sus garras, dispuesto a devorarla.

Caperucita gritó; no como resultado de la aparente tendencia del lobo hacia el travestismo, sino por la deliberada invasión que había realizado de su espacio personal.

Sus gritos llegaron a oídos de un operario de la industria maderera (o técnicos en combustibles vegetales, como él mismo prefería considerarse) que pasaba por allí. Al entrar en la cabaña, advirtió el revuelo y trató de intervenir. Pero apenas había alzado su hacha cuando tanto el lobo como Caperucita Roja se detuvieron simultáneamente.

- ¿Puede saberse con exactitud qué cree usted que está haciendo? -inquirió Caperucita.

El operario maderero parpadeó e intentó responder, pero las palabras no acudían a sus labios.

- ¡Se cree acaso que puede irrumpir aquí como un Neandertalense cualquiera y delegar su capcidad de reflexión en el arma que lleva consigo! -prosiguió Caperucita-. ¡Sexista! ¡Racista! ¿Cómo se atreve a dar por hecho que las mujeres y los lobos no son capaces de resolver sus propias diferencias sin la ayuda de un hombre?

Al oír el apasionado discurso de Caperucita, la abuela saltó de la panza del lobo, arrebató el hacha al operario maderero y le cortó la cabeza. Concluida la odisea, Caperucita, la abuela y el lobo creyeron experimentar cierta afinidad en sus objetivos, decidieron instaurar una forma alternativa de comunidad basada en la cooperación y el respeto mutuos y, juntos, vivieron felices en los bosques para siempre.
James Finn Garner:
Cuentos infantiles políticamente correctos.

sábado, 10 de abril de 2010

Hi, do you speak "esperanto"?


El esperanto es una lengua auxiliar artificial creada por el médico polaco L.L. Zamenhof en 1887 como resultado de una década de trabajo, con la esperanza de que se convirtiera en la lengua universal. El pseudónimo de Zamenhof, Doktoro Esperanto (Dr. Esperanza), muy pronto se convirtió en el nombre del idioma en sí.

El vocabulario se extrajo de muchos idiomas. Algunas palabras proceden de idiomas no indoeuropeos, como el japonés; sin embargo, la gran mayoría del vocabulario procede de las lenguas romances (principalmente el italiano y el francés), del alemán y del inglés. La gramática del esperanto se rige por 16 reglas sin excepciones, y su alfabeto es fonético (a cada sonido corresponde una sola letra, y viceversa). Posee una estructura muy regular, y su carácter aglutinante permite construir de forma sistemática palabras combinando raíces, prefijos y sufijos. Esto implica que, a partir de un número relativamente pequeño de raíces, se pueden expresar todos los conceptos posibles, lo que acelera el aprendizaje debido al reducido vocabulario para memorizar.

El esperanto está destinado para servir como idioma auxiliar internacional, como segunda lengua de comunicación (después del idioma natal). Las características y las intenciones del esperanto provocaron una propagación relativamente elevada en sus comienzos, pero a finales de los años treinta sufrió una dura frenada, debido a las guerras y las represiones políticas.

Es difícil decir cuántos hablantes de esperanto hay en la actualidad. La mayoría de las fuentes hacen referencia a dos millones de hablantes en todo el mundo. Cada año hay cientos de nuevos títulos, canciones, periódicos, revistas y emisoras de radio que se transmiten en esperanto. Su uso es muy popular en internet.

Aquí tienes algunas frases escritas en esperanto para que empieces a practicar.

- Hola : Saluton.

- ¿Cómo te llamas? : Kiel vi nomiĝas?

- Me llamo... : Mi nomiĝas...

- ¿Hablas esperanto? : Ĉu vi parolas Esperanton?

- No te entiendo : Mi ne komprenas vin.

- Gracias : Dankon.

- De nada : Ne dankinde.

- Por favor : Bonvolu.

- ¡A tu salud! (brindis) : Je via sano!

- Es un bonito día : Estas bela tago.

- Te quiero : Mi amas vin.

- Hasta pronto : Ĝis baldaŭ.

- Adiós : Adiaŭ.

- Paz : Pacon.

"Pero siempre termino dormido entre las flores".



Escalinata del palacio


Hace ya mucho tiempo que habito este palacio.
Duermo en la escalinata, al pie de los cipreses.
Dicen que baña el sol de oro las columnas,
las corazas color de tortuga, las flores.
Soy dueño de un violín y de algunos harapos.
Cuento historias de muerte y todos me abandonan.
Iglesias y palacios, los bosques, los poblados,
son míos, los vacía mi música que inflama.
Salí del mar. Un hombre me ahogó cuando era niño.
Mis ojos los comió un bello pez azul
y en mis cuencas vacías habitan escorpiones.
Un día quise ahorcarme de un espeso manzano.
Otro día me até una víbora al cuello.
Pero siempre termino dormido entre las flores,
beodo entre las flores, ahogado por la música
que desgrana el violín que tengo entre mis brazos.
Soy como un ave extraña que aletea entre rosas.
Mi amigo es el rocío. Me gusta echar al lago
diamantes, topacios, las cosas de los hombres.
A veces, mientras lloro, algún niño se acerca
y me besa en las llagas, me roba el corazón.



Antonio Colinas (Truenos y flautas en un templo).



miércoles, 7 de abril de 2010

SIMANKOFF: la calle en un solo flash


Valentin Simankoff es un fotógrafo y poeta ruso que dispara contra los instantes que acontecen en las calles de su país natal. Sus fotografías son

lunes, 5 de abril de 2010

¡Únete al club de los no madrugadores!

¿A quién le gusta madrugar?

Suena el despertador. Deja de sonar y oigo unos pasos. Una luz más radiante que el sol me alumnbra. Y después escucho una voz clara y serena, mi madre:
- ¡Pilar, despierta!
Me levanto y voy al servicio. Me visto, pero con muuuuuuuuucha calma, me tiro un buen rato vistiéndome porque, si me molesta la ropa o no me gusta, me pongo otro conjunto.
Bajo las escaleras mientras escucho a mi madre que grita:
- ¿Cómo has tardado tanto en vestirte? ¡Es que esta niña me desespera! ¡A que llegas tarde!
- ¡Ya voooooy!- Le contesto.
El desayuno es mi gusto, que quiero cereales, pues cereales para la niña. Después me voy al servicio a peinarme y a echarme colonia. ¡Me encanta echarme colonia!
Salgo de casa, por el camino voy pensando en lo que voy a hacer ese día y, en un periquete, llego al autobús que me llevará al insti.

Pilar Navarro García 1ºA


Si Gregor Samsa se convirtiera en dragón...


Una mañana, tras un sueño tranquilo, Gregor Samsa se levantó convertido en un monstruoso insecto...

... Tenía cabeza de dragón, brazos de mosca, cuerpo de tortuga y piernas de perro. El pobre Gregor no podía hablar ya que, al intentarlo, escupía enormes bolas de fuego.
De momento, le gustaba la idea de ser un bicho como ese, ya que creía que todos los niños querrían jugar con él. Pero no pasó nada de eso, sino todo lo contrario: sus amigos no querían juntarse con él porque les daba miedo. Gregor se sintió tan mal que se fue corriendo para su casa.
Pero allí, le esperaba aún más, ¡sus padres no lo reconocieron y lo echaron de casa!
El pobre Gregor paseaba por la calle muy triste, se sentía muy solo. Pero de repente vio a sus mejor amiga, Julia, y ella sí le reconoció y le invitó a vivir un tiempo en su casa. Además se puso inmediatamente a buscar un antídoto para su amigo y no paró hasta encontrarlo.
Gregor se lo tomó y, en cinco minutos, volvió a ser el mismo de siempre.
 
Gloria Venegas Sánchez 1ºA

Si Gregor Samsa fuera vampiro...

Una mañana, al ir a asearse, Gregor Samsa no vio su imagen reflejada en el espejo...


... Se asustó porque creía que se había convertido en un vampiro. Ese día estaba solo en casa, se tocó los dientes y se dio cuenta de que los tenía puntiagudos. Continuó haciendo otros tipos de pruebas para averiguar si era un vampiro:

Por ejemplo, abrió la ventana y, en efecto, el sol le hacía mucho daño. Se acercó a un collar de plata de su madre y se tuvo que ir porque le daba asco; lo mismo le sucedió con los ajos.

También probó a convertirse en murciélago, de hecho, lo consiguió pero chocó bruscamente contra la pared y se despertó de la pesadilla.


Manuel Acedo 1ºA

Si Gregor Samsa fuera invisible...

Una mañana, al ir a asearse, Gregor Samsa no vio su imagen reflejada en el espejo...


... Gregor se asustó al no ver su reflejo, incluso se cayó dentro de la bañera del susto. No vio nada de su cuerpo, ni sus manos, ni su cara, ¡nada!, se había vuelto invisible.

Su madre le llamó para desayunar, así que salió del baño y bajó sin hacer ruido a la cocina. Su madre le llamó de nuevo en un tono más alto y él contestó:

- Mamá, no grites tanto, ya estoy sentado en la mesa.

- Vamos, sal, Gregor, que no estoy para mentiras.

    De pronto, Gregor apareció y su madre dio tal grito que el perro empezó a ladrar de forma exagerada y los vecinos acudieron a ver qué pasaba.

    Gregor desapareció otra vez y nunca más volvieron a verlo.


Alejandro Zamora 1º A

Nuevas versiones de La metamorfosis de Franz Kafka


Una mañana, al ir a asearse, Gregor Samsa no vio su imagen reflejada en el espejo...

... El espejo se había convertido en un ladrillo negro en el que podías meter la mano e incluso entrar. Gregor entró y vio cómo un duende echaba a correr y se escondía detrás de una esquina. Decidió seguir al duende y, al pasar la esquina, vio una gran ciudad en donde las casas eran setas subidas en los árboles, los coches eran enormes conejos y los autobuses, perros salchichas. Se quedó alucinado y le dio pena al pensar que en los diez años que llevaba viviendo en su casa, jamás había visto esa preciosa ciudad.

El duende se presentó y le mostró todos los rincones de la ciudad, después le presentó a su familia. Su mujer, Carla, tenía rubios pelos, ojos claros y era muy amable. El hijo varón, Roberto, era moreno y tenía ojos oscuros. Las chicas, Lucía y Laura, que eran gemelas, eran morenas pero sus cabellos eran rubios y tenían los mismos ojos claros que su madre.

Gregor, después de haber visto todo aquello, se dio cuenta de que era tarde y tenía que regresar, pero prometió ir a visitarles cuatro veces al mes. Se despidió de toda la gente y se fue a su casa alucinado y cayéndosele la baba. Volvería en unos días.

Carmen Hermosel Gómez 1ºA