Muchas veces, la realidad supera la ficción.
Se cuenta que cada 19 de enero desde 1949 alguien acude sin falta a la tumba del poeta Edgar Allan Poe (1809-1849) para cumplir con el curioso rito de dejar sobre su tumba, en Baltimore, tres rosas rojas y media botella de cognac en el día de su cumpleaños.
No se sabe nada del misterioso admirador, sólo que en 1993 dejó una nota donde rezaba: "La antorcha será traspasada". Y efectivamente, en la siguiente ocasión las rosas y la botella de cognac aparecieron acompañadas de una carta donde se informaba de la muerte del pionero admirador y la voluntad de su heredero de continuar la tradición.
¿Verdad que es una historia muy bonita? ¿Qué pensaría el genial poeta de su admirador?
¿Deseas que te amen? No pierdas, pues,
el rumbo de tu corazón.
Sólo aquello que eres has de ser
y aquello que no eres, no.
Así, en el mundo, tu modo sutil,
tu gracia, tu bellísimo ser,
serán objeto de elogio sin fin
y el amor... un sencillo deber.
el rumbo de tu corazón.
Sólo aquello que eres has de ser
y aquello que no eres, no.
Así, en el mundo, tu modo sutil,
tu gracia, tu bellísimo ser,
serán objeto de elogio sin fin
y el amor... un sencillo deber.
bonita costumbre la de ese hombre me parece fantastico
ResponderEliminaren clase d lengua leimo el cuento del gato negro y q miedo pasamos
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