Una mañana, al ir a asearse, Gregor Samsa no vio su imagen reflejada en el espejo...
... El espejo se había convertido en un ladrillo negro en el que podías meter la mano e incluso entrar. Gregor entró y vio cómo un duende echaba a correr y se escondía detrás de una esquina. Decidió seguir al duende y, al pasar la esquina, vio una gran ciudad en donde las casas eran setas subidas en los árboles, los coches eran enormes conejos y los autobuses, perros salchichas. Se quedó alucinado y le dio pena al pensar que en los diez años que llevaba viviendo en su casa, jamás había visto esa preciosa ciudad.
El duende se presentó y le mostró todos los rincones de la ciudad, después le presentó a su familia. Su mujer, Carla, tenía rubios pelos, ojos claros y era muy amable. El hijo varón, Roberto, era moreno y tenía ojos oscuros. Las chicas, Lucía y Laura, que eran gemelas, eran morenas pero sus cabellos eran rubios y tenían los mismos ojos claros que su madre.
Gregor, después de haber visto todo aquello, se dio cuenta de que era tarde y tenía que regresar, pero prometió ir a visitarles cuatro veces al mes. Se despidió de toda la gente y se fue a su casa alucinado y cayéndosele la baba. Volvería en unos días.
Carmen Hermosel Gómez 1ºA
Me ha encantado...
ResponderEliminarme ha gustado mucho...
ResponderEliminarcarmen este es un cuento muy bonito me ha gusta mucho
ResponderEliminarmuy bonito me a encantado
ResponderEliminarsi eta mu bn a mi m uta muxo y e entretenio
ResponderEliminarsi eta mu bn a mi m uta muxo y e entretenio
ResponderEliminarami me a encantado besos uapa!!
ResponderEliminares muy bonito me ha guatado mucho bss compi TKM
ResponderEliminarmuy bonito escribe pronto wuapa
ResponderEliminarese me gusta mucho ese relato
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