¡Claro que los viajes no se cuentan, se viven! Pero nosotros, los profes, hemos disfrutado tanto con los chicos de 4º en su excursión de fin de curso, que nos apetece contar que fue muy emocionante compartir con ellos el momento en que la torre Eiffel se ilumina de noche; respirar el aire misterioso de Notre Dame o del Sacre Coeur; mezclarse entre el gentío apiñado frente a la Gioconda o la Victoria de Samotracia en el Louvre; recorrer los Campos Elíseos saboreando un helado, sentarse bajo el Arco de Triunfo; sentirse pequeñito ante los modernísimos edificios de la Defense; posar subido a las columnas decoradas junto al Jardín de las Tullerías; tomarse un café mirando a los pintores de la bohemia plaza du Terte; fotografiar el Moulin Rouge en la zona de Pigalle, recorrer en ferry el Sena... y cómo no, ¡morirse de infarto en la montaña rusa de Eurodisney (para los que se subieron)!
Alumnos participantes: 4º A, 4º B y 4º de Diversificación. Trabajaron muy muy duro estos pasados meses, pero por fin iban a poder disfrutar de la ciudad más popular del mundo. ¡Y practicar el francés!
Llegamos al hotel, situado en pleno centro urbano. Todo les parece rápido en la ciudad, aunque enseguida le pillan el truco al metro.
Una curiosidad lingüística: en "verlan" (forma de argot francés que consiste en invertir las sílabas de las palabras para crear neologismos), "le métro" se dice "le tromé". ¿Verdad que es "grasocio"?
Una curiosidad lingüística: en "verlan" (forma de argot francés que consiste en invertir las sílabas de las palabras para crear neologismos), "le métro" se dice "le tromé". ¿Verdad que es "grasocio"?
Foto rápida frente al ayuntamiento, y ya estamos en I´lle de la Cite, la zona más antigua del casco urbano. Es una isla formada por el Sena y conectada con la ciudad mediante ocho puentes, donde se encuentran las catedrales de Notre Dame y Sainte-Chapelle.
A Notre Dame, paradigma del gótico francés, siempre le rodea ese aire de misterio tan bonito que hace que, inevitablemente, uno fije su mirada en las gárgolas que nos desafían desde las alturas. Servían para canalizar el agua de lluvia, y lo mejor: ¡para asustar a los demonios! (Creo que Nadia intenta hacer de gárgola en esta foto...)
Algo especial va a ocurrir, pero ellos aún no lo saben. ¿Puede alguien darle a la luz, si´l vous plait? ¡Que ya se enciende, que ya se enciende, oeeeeeeeee! (aplausos).
Junto al Jardín des Tuileries, en el Palais Royal, te subes a la columna que más gracia te haga y puedes posar a "la moda parisina". El patio es una especie de damero con más de doscientas columnas. Fueron diseñadas por el escultor Daniel Buren, y como otros muchos ejemplos de la arquitectura local, aquí se aunan clasicidad y vanguardia, generando admiración o animadversión entre los franceses. ¡A nosotros nos encantó!
Juana de Arco, la santa guerrera que luchó contra los ingleses por la libertad de Francia durante la Guerra de los Cien años, no vino con nosotros, aunque se dejó fotografiar muy elegante en su caballo. Es una estatua pequeña, pero la preciosa luz que desprende su color dorado no puede pasar desapercibida para el transeúnte.
¿Una paradita técnica? ¡Amanda, por favor, si acabáis de desayunar hace media hora!
Ahora, otra curiosidad: la palabra "baguette" significa en francés, literalmente, "varilla". Por lo visto, surgió a principios del XX porque hubo una ley que prohibía a los panaderos trabajar antes de las cuatro, y no daba tiempo a cocer grandes panes. Vaya, que la baguette es fruto de las prisas parisinas.
Este es el Obelisc de Luxor, un regalo de Egipto que los franceses colocaron en la Place de la Concorde. Tomás, profesor de Historia y nuestro guía personal en esta excursión, nos revela que "de concordia, nada de nada", pues a finales del XVIII la plaza fue el lugar preferido para usar la guillotina. Allí fueron ejecutados, por ejemplo, Luis XVI y María Antonieta, ¡ahí es nada!
Foto delante del Arc de Triomphe, triunfantes tras recorrer los casi dos kilómetros de la Avenida de los Champs Elysess (la zona de compras más exclusiva del mundo). Nosotros sólo nos compramos unos helados que nos supieron a gloria, pues hacía un calor del demonio.Encontramos el nombre de la ciudad de Badajoz grabado en las columnas del Arco; nos enfadamos un poco. ¡Pero qué tremendo era este Napoleón!
En la moderna plaza de la Defense nos tumbamos al sol un ratito. Es el distrito dedicado a los negocios donde los rascacielos y los ventanales de las oficinas crean un ambiente muy estético para pasear.
Por encima de nuestras cabezas destaca el Grande Arche, especie de gigantesco cubo de hormigón por el que treparía hace algunos años el famoso escalador urbano Alain Robert. Yo voy a intentar imitarlo, utilizando la perspectiva fotográfica del contrapicado, que es bastante menos arriesgada.
Subimos a Montmartre y paseamos por la bohemia Place du tertre, que acoge a multitud de turistas que observan a los pintores y vendedores de souvenirs, fruta, pescado... En una terraza un camarero nos hace un chiste para españoles al pedirle un "café olé" (que en francés es "au lait"), ja ja.
Después entramos en la basílica del Sacré Coeur. Con siete monumentales capillas y un gigantesco domo central, a nadie le sorprende que su famosa campana, "la Savoyarde" pese más de dieciocho toneladas. ¡Que toquen la campana, que toquen la campana!
Si no has visto el emblemático cabaret Moulin Rouge, en la concurrida zona de Pigalle, es que no has estado en París. Allí es todo un símbolo de la vida nocturna, y motivo inspirador para numerosos pintores post-impresionistas, entre ellos, el controvertido Toulouse-Lautrec.
Por cierto, chicos, que levante la mano quien quiera salir de marcha. ¡Uy, parece que ahí al fondo, Victoria tiene aún fuerzas!
¿Por qué? ¿Por qué le llaman Pont Neuf, si es el más antiguo de París? Pues muy sencillo, porque en su época, en el siglo XVI, fue el primero que se construyó de piedra, y no de madera. Además, es el más largo de la ciudad.
Navegando por el Sena en ferry acabaríamos por entender por qué los puentes parisinos son tan cinematográficos. La perspectiva que ofrecen de la ciudad es de una belleza tan especial, que dan ganas de ponerse una boina y convertirse en pintor bohemio.
Navegando por el Sena en ferry acabaríamos por entender por qué los puentes parisinos son tan cinematográficos. La perspectiva que ofrecen de la ciudad es de una belleza tan especial, que dan ganas de ponerse una boina y convertirse en pintor bohemio.
Hacemos una brevísima visita al Louvre, el museo más popular del mundo, para que los chicos vean la Pirámide de Cristal de Ming Pei, y algunas destacadas obras escultóricas y pictóricas que hay que ver antes de morirse.
El poeta futurista Marinetti escribió que un coche de carreras es más bello que la Victoria de Samotracia. ¡No tenía nada de razón, sería que no la ha visto de cerca!
También fuimos a Disneyland. Mientras los alumnos experimentaban emociones fuertes, los profes estuvimos de paseíto y de compras. Nada, id yendo vosotros hacia la montaña rusa, que vamos enseguida, en serio, de verdad que vamos...
Bajamos desde la extensa explanada de Trocadero, zona de museos, jardines y esculturas donde se adoptó la Declaración Universal de los Derechos del Hombre. Está a orillas del Sena, justo enfrente de la Torre Eiffel; desde aquí partía la popular competición del París-Dakar.
Como no todo va a ser estudiar, también sacamos tiempo para las clases de street dance impartidas por Nadia, la lectora de francés. Por cierto, Francisco, ¡tú sí que vales!
Y es que los alumnos se portaron genial. No como los profes, ¡que fuimos los chicos más malos de París! (adivinad quién de nosotros posa, improvisadamente, "de espaldas" a la cámara).
El poeta futurista Marinetti escribió que un coche de carreras es más bello que la Victoria de Samotracia. ¡No tenía nada de razón, sería que no la ha visto de cerca!
También fuimos a Disneyland. Mientras los alumnos experimentaban emociones fuertes, los profes estuvimos de paseíto y de compras. Nada, id yendo vosotros hacia la montaña rusa, que vamos enseguida, en serio, de verdad que vamos...
Bajamos desde la extensa explanada de Trocadero, zona de museos, jardines y esculturas donde se adoptó la Declaración Universal de los Derechos del Hombre. Está a orillas del Sena, justo enfrente de la Torre Eiffel; desde aquí partía la popular competición del París-Dakar.
Como no todo va a ser estudiar, también sacamos tiempo para las clases de street dance impartidas por Nadia, la lectora de francés. Por cierto, Francisco, ¡tú sí que vales!
Y es que los alumnos se portaron genial. No como los profes, ¡que fuimos los chicos más malos de París! (adivinad quién de nosotros posa, improvisadamente, "de espaldas" a la cámara).
Y nada más. Seguro que olvidamos citar un montón de sitios turísticos que pasaron por nuestras retinas, pero los momentos de risas compartidos con los alumnos de 4º quedarán grabados en nuestro recuerdo.
Chisss..., ¡que no se enteren los chicos de que nosotros ya nos quedamos a vivir aquí, ja ja!
las fotos son muy bonitas,me gustaría ir a parís por que por lo que hablan es muy bonita y dicen que es una de las ciudades del amor y los monumentos también son muy bonitos
ResponderEliminarse ve que María,Tomás y Nadia se lo pasaron mejor que los alumnos
ResponderEliminarke bonita las fotos de paris me gustaria ir a donde los dibujos animados y salen los alumnos y profesores muy bien
ResponderEliminarSi,la verdad se ve precioso París en las fotos,me encantaría ir cuando llegue a 4 sobre todo ir a disney lan Paris
ResponderEliminarParís me encanta, cuando llegue a 4º tengo un montón de ganas de ir. Y espero que nos lo pasemos muy bien. Se ve que los alumnos y los profesores se lo pasaron de maravilla, sobre todo los profesores, que son los que mejor se lo han pasado.
ResponderEliminarMe encanta Paris, y las fotos que os abeis echo los alumnos y los profesores, Maria sale muy guapa Jeje
ResponderEliminar