Día doce de septiembre de 2011: Es por la noche, nerviosa pero con ganas de empezar.
Día trece de septiembre de 2011: Es por la mañana, nos levantamos con todo preparado y con ganas de empezar nuestro primer día en el instituto.
Cuando llegamos a la parada todos nos miraban. Unos nos calmaba y otros nos metían miedo. Llegó el autobús, nos subimos y...¡Llegamos a Solana: el instituto!
Cuando Antonio, el director, estaba nombrando a nuestros compañeros, nosotros aún estábamos de camino en el autobús. ¡Nuestro primer día y llegamos tarde!
Subimos al aula con retraso y allí nos recibió Rocío (la orientadora). Vimos a nuestros compañeros, me di cuenta de que conocía a más gente de la que pensaba y eso me alegró mucho.
Salimos al recreo y fui a hablar con mis amigos para contarles quiénes eran mis compis, los profesores que me habían tocado, dónde me había tocado sentarme. Ellos me veían feliz, y es que realmente lo estaba.
Llegué a casa emocionada, dejé la mochila inmediatamente, me miré al espejo y me dije a mí misma: ¡Esta soy yo, contenta y con ganas de seguir!
Y ahora aquí estoy, tan bien como el primer día e intentando esforzarme mucho para llegar a mi meta: ¡Sacar buenas notas!
Día trece de septiembre de 2011: Es por la mañana, nos levantamos con todo preparado y con ganas de empezar nuestro primer día en el instituto.
Cuando llegamos a la parada todos nos miraban. Unos nos calmaba y otros nos metían miedo. Llegó el autobús, nos subimos y...¡Llegamos a Solana: el instituto!
Cuando Antonio, el director, estaba nombrando a nuestros compañeros, nosotros aún estábamos de camino en el autobús. ¡Nuestro primer día y llegamos tarde!
Subimos al aula con retraso y allí nos recibió Rocío (la orientadora). Vimos a nuestros compañeros, me di cuenta de que conocía a más gente de la que pensaba y eso me alegró mucho.
Salimos al recreo y fui a hablar con mis amigos para contarles quiénes eran mis compis, los profesores que me habían tocado, dónde me había tocado sentarme. Ellos me veían feliz, y es que realmente lo estaba.
Llegué a casa emocionada, dejé la mochila inmediatamente, me miré al espejo y me dije a mí misma: ¡Esta soy yo, contenta y con ganas de seguir!
Y ahora aquí estoy, tan bien como el primer día e intentando esforzarme mucho para llegar a mi meta: ¡Sacar buenas notas!
Laura Toribio Donoso, 1º A
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